Ellos son Vicky y Leo, ambos de 37 años y salieron desde Villa María, Córdoba. Vicky nació y vivió siempre en Villa María. Mientras, Leo nació en Intendente Alvear (La Pampa) y se mudó a Villa María para sus estudios universitarios.
En este momento están en Villa María visitando a la familia, conociendo a la primera sobrina de Vicky, que nació hace 10 días.
Vamos con las preguntas de esta entrevista viajera, la quinta de esta nueva sección de vandeados
¿De dónde nace esta historia de viajeros permanentes? ¿Siempre les gustó viajar y conocer lugares? ¿Qué los impulsó a llevar esta vida viajera?
Desde antes de conocernos nos gustaba mucho viajar y fue una de las cosas que nos unió. Ambos éramos docentes de escuela secundaria y cada vez que teníamos oportunidad hacíamos viajes, a veces más cortos, otros más largos.
En la pandemia quedamos de repente atrapados en el departamento durante muchos meses y, ya pensando en el futuro, imaginamos que los lugares como hoteles y hostels iban a estar bastante tiempo cerrados. Ahí se nos ocurrió armar una mini van para viajar.
En el proceso de la camperización, vimos que se podían resolver bastante bien la mayoría de las funciones de una casa en la mini van, y ahí surgió la idea de ser viajeros permanentes.
Finalizando 2020 ya teníamos nuestra mini van lista. La probamos yendo hasta Ushuaia (¡!) Nos dimos un año más como plazo para terminar de adaptar las cosas que no nos gustaron en ese viaje de prueba, y para generar unos ahorros ‘por si las dudas`. En enero de 2022 salimos definitivamente de viaje, renunciando a nuestros trabajos.
Vivir viajando puede ser el sueño de muchos. ¿Pero qué es lo más difícil de esta forma de vida? ¿Es todo tan idílico como uno podría imaginar?
La verdad que no es siempre tan placentero como se muestra en las redes sociales, sobre todo viajando en una van tan pequeña como la nuestra. Siempre decimos que no es puro disfrute, no son vacaciones, seguimos trabajando a medida que viajamos.
Lo más difícil para mí (Vicky) es la pérdida de privacidad. No siempre podemos estar en lugares perdidos en medio de la naturaleza. A decir verdad, esos momentos son los menos frecuentes. Y estando en una plaza o parque en una ciudad, apenas abrís la puerta, el que anda por ahí clava los ojos en el motorhome, quiere ver para adentro, o quiere acercarse a hablar. Generalmente es con la mejor de las ondas, pero uno no siempre está de humor y eso es difícil de disimular.
Lo más difícil para mí (Leo) es buscar casi todos los días un lugar nivelado para dormir. También el hecho de estar cambiando de ciudad casi todas las semanas. Lleva tiempo armar una ‘rutina’ para saber dónde cargar agua, vaciar el inodoro, comprar alimentos a buen precio. Casi siempre cuando nos hemos acomodado en una ciudad, llega el momento de seguir viaje.
Sabemos que han camperizado ustedes su Kia Besta. ¿Qué fue lo más desafiante de todo el proceso? ¿Tenían conocimientos previos de camperización? ¿Lo hicieron ustedes solos o recibieron algún tipo de ayuda?
Lo más desafiante del proceso fue revestir las paredes y techos y construir los muebles, adaptándose a las formas curvas e irregulares de la van.
No teníamos conocimientos previos de camperización, pero sí de uso de herramientas. Vimos muchos videos de otros camperizando sus vans para sacar ideas y para que no nos faltara nada importante.
Tuvimos mucha ayuda de amigos y familiares. Pero sobre todo de dos amigos de Leo: uno carpintero, que nos prestó máquinas y herramientas, y otro con taller de zinguería, que nos ayudó con las cajas de chapa a medida que llevamos en el portaequipajes y con la colocación de la claraboya.
Viajan con Umma, su perra. ¿Qué es lo que más les gusta de viajar con ella? ¿Han encontrado alguna complicación en el hecho de viajar con perros?
Umma es súper compañera y muy amigable con perros, niños y gatos. Eso hace que el viaje con ella sea muy disfrutable. Se porta muy bien en la van y se queda sola cuando es necesario. Entonces en general, podemos visitar los lugares a los que no se puede acceder con mascotas, mientras la visita no sea muy extensa, o no haga mucho calor.
Justamente los lugares que no aceptan mascotas son la complicación que encontramos. Los parques nacionales muy grandes, a los cuales se ingresa con vehículo son lugares a los que no podemos ir con ella. De cualquier manera, en las tres oportunidades en que nos encontramos con esa situación, pudimos resolver la visita con la ayuda de viajeros amigos que se ofrecieron a cuidarla. También se podría resolver con guarderías caninas. Así que realmente, no es algo imposible de solucionar.
Han recorrido muchísimos lugares de nuestro país. Si tuvieran que elegir 5 lugares para recomendarle a la gente, ¿cuáles serían?
Mmmmmm… 5, qué difícil elegir sólo 5…
El Parque Nacional Los Glaciares sería el primero, y hacemos un poco de trampa porque ahí entra el Glaciar Perito Moreno y los senderos de El Chaltén.
El Bañado La Estrella en Formosa también es uno de los lugares que recomendamos mucho conocer.
La playa El Doradillo en época de ballenas, cerca de Puerto Madryn fue una de las experiencias más impresionantes que tuvimos.
La zona del salar de Antofalla en Catamarca que parece salida de otro planeta.
Y el último, aunque nos quedan dando vuelta muchos más en la cabeza, la zona termal del volcán Domuyo, en el norte de Neuquén.
¿Cómo ven la infraestructura de nuestro país para las furgonetas y motorhomes? ¿Es difícil acceder a servicios básicos como carga y descarga de aguas?
Teniendo en cuenta la cantidad de motorhomes argentinos, la infraestructura es casi nula. A excepción de unos pocos lugares repartidos por el país, vemos mucho la falta de lugares aptos para la descarga de aguas. La carga del agua siempre se soluciona en estaciones de servicios o parques. Pero la descarga es muy difícil. Nosotros con el inodoro portátil lo resolvemos en baños públicos. Pero para los motorhomes con tanques de aguas negras no hay casi lugares habilitados. Y eso hace que el motorhome se vuelva un visitante indeseado en la mayoría de los lugares turísticos.
Otra pregunta que le hacemos a todos... ¿cómo solventan su viaje?
Nosotros solventamos el viaje con la venta de artesanías, como piedras engarzadas, pulseras en macramé, sahumerios.
En el comienzo del viaje, intentando diferenciarnos de la oferta de la mayoría, probamos con la venta de cuadernos y planers diseñados y encuadernados por nosotros; también con elementos hechos en zinc, como baldecitos, macetas. Pero estos proyectos resultaron muy complejos para llevar a cabo en viaje, ocupaban mucho lugar y no se vendían fácilmente. Así que terminamos por quedarnos con los productos que vendemos ahora, que son los que vende la mayoría de los viajeros.
¿Extrañan algo de su vida "normal"?
Lo principal que extrañamos son las juntadas con familia y amigos. No estar para las reuniones y días especiales.
Hablando de comodidades, extrañamos el baño con agua y cloacas ilimitados, donde no hace falta pensar en cargar ni descargar. El freezer y heladera grandes para poder organizar la comida de varios días. El lavarropas y el patio para secar la ropa.
En el día a día viajando no nos pesan mucho, porque ya son parte de la rutina, pero cuando visitamos a la familia nos damos cuenta de que son comodidades que disfrutamos mucho.
¿Tienen objetivos o metas a corto y largo plazo? ¿Algún destino que sueñen con conocer?
La idea original era recorrer durante unos tres años Latinoamérica, llegar hasta Méjico. En enero próximo vamos a cumplir 3 años de viaje y nos dimos cuenta de que los tiempos que nos habíamos planteado no fueron muy realistas.
La verdad es que a cada provincia de Argentina le dedicamos aproximadamente un mes, entonces ya tenemos dos años de viaje sólo recorriendo nuestro país. Hemos visitado Paraguay, Uruguay y parte de Chile. Y ahora que terminamos el recorrido por Argentina, para el 2025 pensamos en seguir hacia el norte. No sabemos por dónde comenzaremos, si por Bolivia o por Brasil, pero tampoco nos preocupamos demasiado porque los planes no suelen ser muy estrictos por acá.
Tampoco sabemos si llegaremos hasta Méjico con esta van, porque el cruce a Panamá supone un costo y una planificación que no estamos seguros de querer afrontar. ¡Cuando lleguemos a Cartagena les contamos!
¿Qué es lo que más les gusta de su experiencia? ¿Hay momentos en los que se sienten especialmente afortunados de hacer lo que hacen?
A veces son las 9 de la mañana de un martes, en pleno octubre, y estamos despertando frente a un volcán en plena Puna. Y nos miramos y tratamos de recordar qué estaríamos haciendo un día como ese hace 3 años. Esos son los momentos en los que todas las incomodidades y desafíos de esta vida se justifican, y nos damos cuenta de lo afortunados que somos.
Porque además de una gran decisión, del ‘salto al vacío’, de salir de la ‘zona de confort’, salir a vivir viajando también habla de un privilegio. El privilegio que tenemos de haber podido siquiera considerar armar un motorhome, dejar nuestros trabajos, tener una familia que nos apoya en la decisión, que sabemos va a estar ahí si nos pasa algo y tenemos que volver, poder viajar con la tranquilidad de que nuestras madres están sanas y no dependen de nosotros, haber podido estudiar y tener una carrera a la cual volver si esto no funciona o no nos gusta. Somos verdaderamente afortunados.
Para cerrar, una reflexión para quienes leen. ¿Qué les dirían a quienes tienen un sueño, sea cual sea, pero no se animan a dar el primer paso para intentarlo?
Que se planteen metas a corto plazo, que cuando estás en el proceso parece que no se llegará nunca a la meta final. Pero si se toman decisiones conscientes que nos acercan a ese objetivo un poco más cada día, a la larga se vuelve realidad.
Hermosas palabras de Vicky y Leo, que nos invitan a reflexionar. Una de las ideas recurrentes, presente en varias entrevistas que hemos realizado, es el punto de inflexión que la pandemia representó para muchos de los que hoy son viajeros, así como para tantas otras personas en distintos aspectos de su vida.
Por otro lado, y sin extendernos demasiado, ¡qué sencilla parece la vida cotidiana para quienes tienen agua, gas, cloacas y luz sin preocupaciones! Mientras tanto, nosotros, los camperistas, elegimos enfrentar estas necesidades con limitaciones marcadas. ¿La contrapartida? ¡Viajar sin parar!
Les agradecemos profundamente a Vicky, a Leo y a Umma, obvio.
Y, como siempre: ¡sigamos viajando!
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Espíritus libres